Con el permiso de Paulo
Freire y sus Cartas a quien pretende enseñar, quiero tomar prestado el
título de su obra, para dirigirme a mis queridos estudiantes, quienes sé que
están en el camino de convertirse en profesores de español.
Lo primero y quizás lo
más importante que debemos aprender es que la clase de español es un espacio
para la comunicación. No es un espacio para el silencio, para una sola voz, es
un espacio para la polifonía, para el debate, para la conversación. No importa
si estamos aprendiendo un tema lingüístico o literario, siempre hay tiempo para
la comunicación dinámica.
El profesor de español
debe ser alguien con quien se puede hablar, a quien se le puede preguntar,
siempre dispuesto al diálogo. No debe ser alguien que no motiva a la
comunicación, a la lectura, a la escritura.
En mis clases de
literatura he tratado de mostrarles que debemos aprovechar las discusiones de
las obras para seguir reforzando temas gramaticales, para desarrollar la
oralidad, la producción de textos escritos, la educación en valores; en fin, a
partir de la lectura de una obra literaria se pueden desarrollar muchas
estrategias didácticas integradoras.
La evaluación en una
clase de español no debe estar alejada de ese contexto comunicativo; debemos
repensar el uso de los exámenes y controles de lectura escritos como las únicas
formas válidas de evaluación. Lo importante es que los alumnos integren nuevos
saberes y aprendan para la vida. Los profesores de español no somos la policía
del idioma, debemos propiciar el buen uso de nuestra hermosa lengua y el
disfrute de sus manifestaciones estéticas.
Lo último que quisiera
recomendarles es que cada día que vayan a su clase, muestren entusiasmo por lo
que hacen, entonces sus alumnos también irán con entusiasmo a encontrarse con
ustedes. Abran bien sus ojos, sean sensibles a las expresiones verbales y no
verbales de sus estudiantes, no olviden que tratan con personas, con jóvenes
que llevan una historia personal y familiar a cuestas; un gesto del profesor
puede ser determinante para ellos.
¡Es un privilegio ser
profesores de español, disfrutemos cada día nuestros espacios de aprendizaje!
Con aprecio, su
profesora,
E.Matute del Cid
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